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El cromo es un oligoelemento esencial que desempeña un rol crítico en la regulación de la insulina y el metabolismo de macronutrientes, sobre todo de los carbohidratos. Su forma trivalente (Cr³⁺) actúa a nivel molecular como cofactor en el conocido factor de tolerancia a la glucosa (FTG), un mecanismo que potencia la unión de la insulina a su receptor y optimiza la señalización intracelular responsable de la captación de glucosa en tejidos periféricos[1].
El lactato de cromo trivalente, a diferencia de otros complejos de cromo, destaca por su solubilidad en agua sobresaliente (superior a 1 g/100 mL a 25 °C) y por su estabilidad frente a la hidrólisis en el entorno fisiológico del tracto gastrointestinal, lo que asegura una liberación gradual y controlada de Cr³⁺[2]. Esta característica fisicoquímica permite formular el compuesto tanto en polvo liofilizado como en cápsulas enterosolubles, facilitando la rápida disolución de la sal de lactato y su paso a una forma monomérica apta para la absorción intestinal, sin descomponerse en otras especies menos biodisponibles.
Los estudios de farmacocinética han demostrado que, tras administrar 200 µg de cromo elemental como lactato, los niveles plasmáticos de Cr³⁺ alcanzan su concentración máxima (Cₘₐₓ) en aproximadamente 1,5–2 horas, con valores medios de 0,6–1,2 µg/L. La biodisponibilidad absoluta de este complejo se sitúa entre el 2 y el 4 %, superando a la del picolinato de cromo, que se registra entre el 0,7 y el 2 %. Tras su absorción, el volumen de distribución aparenta rondar los 0,6 L/kg, y su vida media plasmática se aproxima a las 24 horas, lo que permite una pauta de dosificación diaria. La excreción renal de Cr³⁺ alcanza el 85 % durante las primeras 48 horas, complementada por eliminación sudoral, lo que minimiza su acumulación sistémica[4].
A nivel molecular, el lactato de cromo contribuye a estabilizar el dominio β del receptor de la insulina, incrementando la tasa de autofosforilación y reforzando la activación de la vía PI3K/Akt. Esta cascada de señalización facilita la translocación de transportadores GLUT4 hacia la membrana celular en músculo esquelético y tejido adiposo, aumentando la captación de glucosa. Paralelamente, se ha observado una regulación al alza en la expresión de genes implicados en rutas glucídicas —como GLUT4 y hexoquinasa II— así como en genes relacionados con el metabolismo lipídico, como la lipoproteína lipasa y la proteína aP2, optimizando el perfil metabólico global[5].
En el ámbito clínico, ensayos controlados han evidenciado que el aporte diario de 200 a 1000 µg de cromo elemental en forma de lactato puede lograr reducciones significativas en la hemoglobina A1c —del 0,4 al 0,8 % tras 12 semanas— y descensos de 10 a 20 mg/dL en la glucosa en ayunas o incluso más en algunos casos, resultados especialmente relevantes en pacientes con prediabetes y diabetes tipo 2[6][7]. De igual modo, se ha documentado una mejoría del perfil lipídico, con una reducción media de triglicéridos del 15 % y un incremento de HDL cercano al 5 % en periodos de 8 a 16 semanas, aportando beneficios adicionales en la prevención de complicaciones cardiovasculares[2][8].
Más allá del control glucémico y lipídico, estudios sugieren que el lactato de cromo puede influir positivamente en la composición corporal, reportando disminuciones moderadas de 1 a 2 kg de masa grasa en 12 semanas, probablemente asociadas a un aumento de la oxidación de ácidos grasos en reposo[9].
En cuanto a su perfil de seguridad, la suplementación con hasta 1000 µg diarios durante 6 meses no ha revelado toxicidad renal, hepática o gastrointestinal significativa. La eliminación eficiente por vía renal y sudoral evita la acumulación sistémica, y las interacciones con medicamentos habituales en diabetes —como metformina, estatinas o inhibidores de SGLT2— son mínimas, lo que facilita su integración en regímenes terapéuticos complejos[10][11].
Para el profesional sanitario, la incorporación de lactato de cromo trivalente como coadyuvante permite complementar de manera eficaz los tratamientos convencionales, mejorar la respuesta a la insulina y aportar un respaldo técnico-científico robusto. Su dosificación diaria, de 80 µg, facilita un abordaje personalizado y multidisciplinar en el manejo de la prediabetes y la diabetes tipo 2.
Conclusión
El lactato de cromo trivalente, gracias a su formulación avanzada, sus demostradas propiedades farmacocinéticas y su sólido aval clínico, emerge como un coadyuvante de precisión en el control glucémico y metabólico. Para médicos, nutricionistas y farmacéuticos, representa una herramienta diferenciadora y basada en evidencia, centrada en mejorar la eficacia terapéutica y la calidad de vida de los pacientes con disfunción glucémica.
Este texto ha sido revisado y aprobado por un nutricionista diplomado
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El cromo es un mineral esencial que participa en el metabolismo de la glucosa. Ayuda a que la insulina funcione mejor, favoreciendo la conversión de el azúcar en energía. En personas con diabetes tipo 2 o prediabetes, donde existe resistencia a la insulina, el cromo puede mejorar la sensibilidad a esta hormona y contribuir a un mejor control del azúcar en sangre.
El lactato de cromo tiene una mayor solubilidad en agua, lo que permite una mejor absorción intestinal y mayor biodisponibilidad. Esto significa que el cuerpo puede utilizar más eficientemente el cromo. Por el contrario, el picolinato de cromo es menos soluble y, por tanto, menos eficaz. El lactato de cromo se perfila como la mejor alternativa para quienes buscan un suplemento eficaz para apoyar el control glucémico.
Sí. El lactato de cromo ha sido evaluado por autoridades como la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria) y se considera seguro en dosis recomendadas. No sustituye al tratamiento médico, pero puede ser un complemento útil para mejorar la regulación de la glucosa.
Sí. En la prediabetes, el organismo ya empieza a mostrar resistencia a la insulina. Diversos estudios sugieren que la suplementación con cromo puede retrasar o prevenir la progresión hacia la diabetes tipo 2, especialmente si se combina con dieta saludable y ejercicio regular.
El lactato de cromo es un compuesto altamente hidrosoluble; al entrar en contacto con los fluidos corporales se disuelve con facilidad y el organismo no lo acumula. Cualquier cantidad que supere las necesidades metabólicas se filtra y se excreta de forma eficiente por la orina, por lo que no existe la posibilidad de exceso de cromo en el cuerpo.
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